miércoles, 24 de agosto de 2011

Tiempos Borrascosos. Por Manuel Castells


INVITADO

TIEMPOS BORRASCOSOS
Manuel Castells


Tamizados por un difuso sopor vacacional llegan los crujidos de un mundo en quiebra.  Hechos disconexos pero que juntos componen una nueva trama de vida. Arde Londres, la xenofobia masacra en Noruega, las bolsas se hunden, el euro se averguenza, la ficcion europea se desvanece, Estados Unidos en bancarrota, la crisis financiera corroe ahorros y devora empleos, los politicos se esconden  para capear el temporal, las revoluciones arabes siguen removiendo el mundo entre heroismo ciudadano y  violencia de tiranos irredentos, movimientos sociales hechos de una mezcla de hastio y esperanza extienden la indignacion de Espana hasta la India, pasando por Grecia e Israel. Pinceladas de un lienzo de historia en trance de ser. Y aunque no lo parezca hay un hilo conductor.
En la raiz, es la crisis de un modelo. No solo de un modelo economico dominado por un capitalismo financiero especulativo que hizo de la economia una ficcion, enredando al mundo en una virtualidad de valores bursatiles.  Sino de un modo de vida centrado en buscar sentido en un consumo sin sentido. Dependiendo de un trabajo, cualquiera, para vivir de prestado. Hasta que calla la musica y aparece el vertigo del vacio interior. En esa soledad hija de la competitividad.  Y cuando lo cotidiano se cae se buscan culpables. Porque nuestra cultura esta hecha de culpabilidad.  De los otros. Y los mas otros de los demas son los que se  detectan como distintos. Esos que buscaron trabajo y refugio en paises europeos incapaces de hacer ninos y remilgosos de la faena dura.  El chivo expiatorio es la mas antigua lamina en el archivo de lo atroz. Puestos a desollarlo empecemos por sus complices, los que abren las puertas a los que no son verdaderos noruegos o finlandeses o daneses o holandeses o catalanes de pura sangre. El asesino de decenas de jovenes no era un loco, sino un educado militante del segundo partido de Noruega, partido  xenofobo, eslabon de un espectro desencadenado que recorre Europa.  Y cuando no son nazis declarados son policias cotidianamente racistas hasta que se les va la mano y liquidan a tiros a un mulato de Tottenham, sin dar explicaciones ni a su familia. Fue la gota que colmo el vaso de sempiterna humillacion por parte de una Scotland Yard corrupta a sueldo de Murdoch para espiar a quien quisiera , desde lideres politicos a ninas asesinadas. Hete aqui que con la policia desbordada se desatan instintos de incendio y pillaje con participacion de gentes de toda edad, clase y condicion.  Acceso libre al consumo. Como si la presion a la que se somete a una sociedad consumista incapaz de consumir hiciera explotar una caldera de rabia difusa, sin los tonos nobles de nuestros pacificos indignados. Terror entre las elites y los ciudadanos de bien. Los salvajes estan en casa  y no todos son negros o inmigrados. Mano dura como respuesta. Aun sabiendo de siempre que cuanta mas represion hay mas hierve la sangre mientras las raices de la colera sigan ahi.  !Que civilizados y sensatos parecen los indignados espanoles (o sus primos israelies o sus hermanos griegos) en comparacion con estos ingleses desbocados del siglo XXI  !. Pero no se equivoque. Nuestros indignados son activamente no violentos, pero que no se intente pararlos a golpes con argumentos de limpieza de plazas y ordenacion de trafico. Porque no se van a parar, van lejos, iran hasta el fin de la denuncia de un sistema que nos esta tragando a todos en el torbellino de destruccion generado por el cinismo financiero y la incompetencia politica.  En estos movimientos sociales se juntan la critica a formas alienadas de vida con el rechazo a pagar los platos rotos derivados de los errores (o calculos especulativos) de los duenos del dinero y el poder que, como siempre, quieren irse de rositas.
Y mientras, allende el Mediterraneo, los arabes se reencuentran a si mismos, con movimientos sociales derrocando tiranos y juzgando a corruptos aunque a veces sea a costa de rios de sangre que aun fluyen a raudales en Siria ante las protestas esteriles de la timorata comunidad internacional. Menos mal que los sirios, como los egipcios, los tunecinos,  y tantos otros decidieron hace tiempo que tenian que liberarse ellos mismos sin pedir permiso a los sospechosos habituales. Lastima que el sueno de los indignados israelies abrazandose a los acampados de Tahrir haya chocado con la provocacion deliberada de islamistas y sionistas para frustrar una paz posible entre personas cansadas de ser rehenes de politicos y geopoliticos.
En todos estos episodios dispares se repiten temas y formas. En el horizonte esta la autogestion de la vida, pasando de politicos profesionales.  En el nucleo de la accion estan Internet y las redes moviles. Es mediante las formas autonomas de comunicacion que la gente ha podido auto-organizarse, coordinarse y generar un debate democratico de ideas, suenos y propuestas.  En pocos meses se ha afirmado con fuerza en la practica social que la comunicacion es el mecanismo fundamental para juntarse y que la reunion de personas en las redes sociales, preludio de acampadas y manifestaciones, permite superar el miedo en el que se basa el control social de un sistema que ya no convence y apenas vence.  Las revoluciones del siglo XXI, en sus multiples formas, ya tienen sus herramientas, hechas de comunicacion autonoma interactiva y multimodal,, local y global. Sabiendo que en Internet, que esta hecho de la vida de los internautas, hay de todo, lo mejor y lo peor, desde asesinos y saqueadores hasta rebeldes contra la tirania o inventores de la nueva vida .  Pero es la matriz del desafio a un mundo que se auto-destruye,  afirmando la posibilidad de reconstruir la sociedad desde la base.
 Porque algo huele  a podrido en Dinamarca. Y en Noruega. Y en Europa. Y hasta en esta Espana que se monto en una economia de carton piedra gobernada por monigotes de papel.
Vivimos tiempos borrascosos. Pero las borrascas limpian el aire. No siente  la brisa que viene del mar?

domingo, 21 de agosto de 2011

Un programa de desarrollo para Chile

Esta es mi primera columna en “El Diario Austral”. En esta y en las que seguirán, quisiera plantearle al lector valdiviano una reflexión seria sobre el país y la región de los Ríos. Deseo escribir con firmeza, pero con respeto hacia todos; sin evitar la polémica, pero descartando los ataques personales y las descalificaciones que tanto mal le hacen a la política de nuestro país. Intentaré persuadir que la mejor política es la que rechaza los prejuicios hacia las personas, escucha a todos y decide no sobre la base del que habla con mas fuerza, sino del bienestar de los más, sobre todo de los trabajadores y los sectores medios, que con su esfuerzo han logrado llevar a sus hijos a peldaños más altos de los que ellos pudieron subir.

Nadie duda hoy que vivimos en una sociedad profundamente injusta. Chile es más rico, tiene más infraestructura y es más moderno que antes, sus instituciones democráticas pueden modificarse sin temor a retrocesos autoritarios, pero el país sigue  dividido entre ricos y pobres de una manera escandalosa. El actual gobierno intentó convencer a los chilenos que bastaba administrar mejor y crecer económicamente a tasas mas altas y el asunto estaría resuelto. Los chilenos no le han creído. No solo porque el gobierno no ha mejorado la eficiencia del Estado,  más bien al contrario, sino porque el problema no estaba en la gestión, sino en el modelo. Y en los últimos meses, los estudiantes nos han mostrado que la cuestión no es ser más eficientes en administrar la injusticia, sino cambiar la manera como miramos el país y su desarrollo.

Los chilenos hemos definitivamente dejado de creer en aquella ficción ideológica que dice que en Chile, es “el mercado” el que elige a los ganadores. La mayoría quiere hoy que el Estado desarrolle políticas para construir ganadores y lograr que en ese camino se beneficien todos los chilenos.

Por eso ha llegado el momento de decir las cosas con claridad: Chile necesita de un programa nacional de desarrollo y de un pacto social y político que permita sostenerlo en el largo plazo. Entiéndase bien: no de un ejercicio tecnocrático para mejorar cifras, sino de un acuerdo político que abra el camino a una nueva Constitución Política del Estado y a un plan de desarrollo productivo; a una reforma tributaria y a un impulso público a favor de la regionalización; a un plan nacional de energía y de medio ambiente y una modificación de nuestro sistema político que parta por eliminar el sistema binominal y establecer uno proporcional.

En este marco, desde las regiones debemos impulsar un pacto de cohesión territorial que enfrente de una vez por todas la enorme desigualdad de la que vive y lucra el centralismo. Abordar la desigualdad general en el país significa remediar la desigualdad territorial. Pero también al revés: preocuparse del desarrollo de la región significa tener una visión del país en el cual esta región se desarrolla. En la historia, los regionalismos con visión de país son los que han logrado reducir y sofocar el centralismo. Los que no la tienen se quedan en la protesta.

Que nadie piense que estas son formulas políticas vacías. La importancia de construir pactos sociales para avanzar en la nueva ecuación entre Estado, sociedad y mercado constituye hoy probablemente la primera obligación de la política. Debemos disponer de una visión estratégica de mediano y largo plazo, un plan de acción para alcanzar metas y objetivos y una alianza social que le de base a la institucionalidad para la definición e implementación de las estrategias, los programas y políticas.

Pienso en países como Australia, España, Finlandia, Irlanda, o Nueva Zelandia que han constituido programas estratégicos similares y han gozado de crecimiento con igualdad, y la verdad es que me pregunto como es posible que en Chile no lo hayamos hecho antes.